Describen la travesía para llevar atención médica en territorios indígenas

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Buenos Aires. Cualquiera que conozca la zona sur de Costa Rica sabe de las complicaciones, distancias y rudos caminos que hay entre una comunidad y otra.

Las Huacas, en Capri de Potrero Grande, en Buenos Aires de Puntarenas es una comunidad indígena que se ubica en la parte alta de ese cantón puntarenense, y donde habitan los Térraba; una población indígena que supera las 1 500 personas y que se distribuye en el distrito de Potrero Grande.

Para llegar hasta algunas familias es necesario caminar dos horas diarias, una de ida y otra de vuelta, ya que no hay acceso por vehículo. Esos recónditos, pero paradisiacos lugares, los conocen muy bien la enfermera Maureen Castillo Vindas, el médico general David Vargas, y el chofer Diego Armando Sánchez.

De lunes a viernes antes de las 7:00 de la mañana emprenden rumbo hacia los alejados poblados para velar por el estado de salud de pacientes con covid-19 que no tienen teléfono celular, o que cuando los llaman no tienen señal, y una y otra vez sale la conocida grabación “el celular llamado se encuentra apagado o fuera de cobertura”.

La doctora Maurren Castillo Vindas tiene 41 años y 14 de trabajar en la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS). Desde sus inicios ofrece sentidas atenciones en el área de salud de Buenos Aires de Puntarenas y ahora más que nunca siente que su misión tiene valores agregados.

Cuentan los integrantes del entregado equipo que para visitar dos pacientes deben caminar una hora porque las distancias son grandes e incluso a veces no miden las consecuencias porque desean servir y acompañar a los enfermos.

Los colaboradores usan equipo de protección para prevenir los riesgos de contagio por covid-19 así como bloqueador solar, botas y ropa cómoda para cumplir con la tarea cada día.

Actualmente los funcionarios siguen muy de cerca el estado de salud de 11 indígenas de siete comunidades distintas que están enfermos por covid-19.