Carmen Picado N.
Brown Castillo, corresponsal.
Osa. En el país, se dedicó a trabajar en las fincas de las compañías bananeras de Pocare, La Llorona y Acerito de Quepos, donde ganaba 400 colones por quincena.
Tiempos después conoció a un amigo que se llamaba Dionisio Mora, quien le ofreció trabajo en su finca ubicada en Heredia, ahí laboraba como peón de confianza, desde entonces ha vivido en nuestro país y lo aceptaron como un miembro más de la familia hasta la actualidad.
Don Manuel en sus tiempos también vendió lotería, empanadas, tamales, cajetas y otras cosas más, por lo que siempre ha sido un hombre luchador.
A pesar de su avanzada edad, sale a caminar todos los días para mantener ese espíritu de salud, además lee la biblia todos los días sin usar lentes.
Su mayor deseo antes de morir, es tener su cédula de residencia costarricense, ya que se siente más tico.
Este adulto ha luchado por muchos años para obtenerla y no la ha podido consegirla.
En Palmar Norte, lo conocen como Paisita.
Este es un gran ejemplo de vida, que si uno se cuida bien puede vivir más de 100 años.






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