Carmen Picado N.
Brown Castillo, corresponsal.
Osa. La vivienda era propiedad de Mario Solís, quien ya había salido a trabajar al cementerio local.
Cuando le avisaron, llegó al lugar en donde solo encontró restos de lo que fue su humilde vivienda y su monito quien brincaba muy asustado en los árboles.
Esta es la segunda vez que le sucede esto, ya que hace unos 10 años también vio como su casa fue consumida por el fuego en este mismo lugar.
A Solís solo le quedó un pantalón que tenía tendido fuera de la casa, una gallina y un mono.
Ahora, espera unos corazones piadosos y bondadosos que le ayuden a construir de nuevo su casa, pues sus recursos son muy limitados.
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