Un médico, un microbiólogo y varios estudiantes vencen las lluvias y el barro para prevenir enfermedades en la población Ngäbe

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Coto Brus. Varios estudiantes y dos docentes de la Universidad de Costa Rica (UCR) dejan la ciudad, las tareas académicas, la docencia y la investigación para recorrer más de 260 kilómetros y llegar a una de las zonas indígenas más alejadas del país en medio del cansancio, las lluvias y el barro.

Su trabajo se ve reflejado en una población que posee mejores índices de salud, en niñas y niños más estimulados a nivel neuropsicológico, y en madres indígenas que reciben a sus hijos e hijas desde las manos de las parteras ngäbe, con capacidades obstétricas incrementadas y de arraigo a su cultura.

Las diarreas, los vómitos, los problemas respiratorios y el contagio del COVID-19 también son parte de los enemigos que se redujeron de forma importante.

Las visitas han demostrado que el conocimiento indígena, con siglos de realizarse, no difiere tanto de la medicina moderna basada en evidencia.

Precisamente ese aspecto, de contemplar las creencias tradicionales, hizo que la comunidad ngöbe validara a la UCR y a la Caja como aliados, y no como entes externos que venían a imponer su cultura y forma de pensar.